Déjate llevar...

domingo, 22 de febrero de 2009

Sentido y propósito



Sentía el frío, la brisa en mi ser, y solo caminaba para llegar, a donde siempre regreso.

No había nadie más, miré a un costado, y a otro, solo viento.

Aceleré mis pisadas, me detuve, pero sabía que llegaría a donde me esperan los objetos inertes, casi siempre en el mismo lugar.


La taza de café que dejé sobre la mesa hace más de tres días, los discos sin organizar, papeles distribuidos indistintamente, nada anunciaba tu visita.

Fue un cuestionamiento y una duda, la que te hizo volver, esta vez tocando la puerta.

Me observas, y yo continúo escribiendo lo que siento, dejándome llevar por un sonido ajeno al de este ambiente tan vacío. Quizá porque a veces creo que si te veo, te irás.


¿Por qué debo ser yo quien vuele una y otra vez hacia ti? Ya sabes que a veces decido cortar mis alas y permanecer en la tierra, encierro en una caja cada viaje, así evito la confusión.

Aunque suene a contradicción, este instante es, y no es. Sabemos que tiene sentido. Para el resto, sencillamente no tiene un propósito lógico.

No es olvido, ni son excusas, nos encontramos una vez más porque simplemente sentíamos la falta del otro.