Déjate llevar...

sábado, 6 de diciembre de 2008

Ocultar y buscar


Hoy vinieron a mi cabeza algunas ideas, y estuve pensando en el juego de la niñez donde todos se esconden y uno de los participantes cuenta hasta un determinado número y busca a los otros. ¿Quién gana? Aquel que es encontrado hasta el final. ¿Quién pierde? El que es encontrado primero. Cuando crecemos, la vida se trata un poco de eso ¿o no? La permanente búsqueda.

He conocido gente de toda clase, personas fáciles de olvidar, y otras que rondan los recuerdos durante largo tiempo, tal vez para siempre En algún momento es tu turno de ser hallado. Aunque te ocultes en el mejor de los escondites, es algo inevitable.
Todos queremos eso y perder ya no importa porque aunque seamos olvidables, al menos por un momento alguien supo de nuestra existencia.

¿Y si desapareces antes de ser descubierto? Entonces la vida habrá terminado.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Frente a frente


Tu compañía es alivio, descanso y desahogo siempre ¿Qué te impide venir? Yo te hago la misma pregunta, así que propongo un encuentro en algún punto intermedio, así yo iré y tú irás, es justo. ¿En qué momento? Es algo que está dentro de cada uno, que sabemos e incluso, en repetidas ocasiones hacemos de cuenta que desconocemos.

No tenemos que observar el lento intervalo de segundos, minutos, horas, días. Es tener el valor y reconocer sincrónicamente que hay un diálogo pendiente entonces estaremos frente a frente, sin buscarnos.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Oscuridad

No se bien cómo llegué hasta aquí. Ni siquiera un rayo minúsculo de luz que dé la pista de mi arribo. Un dulce aroma me percató de tu figura. ¿Escuchas mi voz? Entonces sigue el sonido y acércate a mí, no temas. Este lugar parece vacío. Pero aquí estás tú, estoy yo, con eso nos basta. Rodeados por estas cuatro paredes de idéntica dimensión.

Estás en el suelo, en un rincón. Siéntate a mi lado y con tus manos acaricia mi rostro. Los rasgos son suaves. Te envolveré con mis brazos para que no sientas frío. Puedo sentir tu corazón afligido. Necesito confiarte un secreto. No puedo soñar, sí no hubieses venido, creo que no lo hubiera soportado un instante más. ¿Crees que soy un sueño?

Pedí la oscuridad para sentir paz, pero no vino sola, llegó la incomunicación, el aislamiento, y sin darme cuenta me salí del mundo.
La calma no ha llegado hasta ésta especie de cárcel que has creado, y nadie dictó una condena eterna. Ahora solo quiero salir de este encierro y poder correr nuevamente libre.

Primero, secaré las gotas de agua marina que han formado un charco a tu alrededor. Levántate, sin prisa pero sin demora. Olvida la aflicción y sígueme. ¿Será un viaje largo? Confía, y todo pasará en menos de un segundo.

Y sigo aquí, luminosidad intensa, son cuatro paredes, una ventana y la puerta abierta. Te siento cercana y se que te has ido, pero no tardaré en ir hacia tí.



jueves, 23 de octubre de 2008

Encuentro



Me empeño en que te presentes oníricamente y al despertar se borra la memoria. Lo haces a propósito y no te culpo. Al igual que yo, temes caer en un pozo muy hondo que quizá no tenga fin. Y sé que hay riesgos que tomar, de otro modo todo habrá sido en vano. No te apresures ni pierdas la fe.

En el vacío, me siento segura y luego ya no sé quien soy. Ser sin pertenecer. Mis pasos son firmes, un acto mecánico. No sabes a donde vas. ¿Qué quisieras encontrar en ese camino? Todo lo que ha sido esquivo.

¿Qué es más importante? ¿Llegar a mi destino? o ¿quitarme las vendas y mirar con atención todo lo que me rodea? Si te distraes, podrías perder el rumbo. Ya sabes lo que buscas. Lo sé.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Niebla





Algo nos frena ¿a ti? ¿a mi? no importa a quién. Te pregunto y me pregunto si cambiamos. Quizá es mejor cuando algo o alguien permanece escondido tras un velo y se convierte en inalcanzable. Es mejor también cuando de alguna manera dibujamos en nuestra mente y trazamos la figura de aquello que deseamos. Se tiende a idealizar de la misma manera, a quitar deliberadamente de un rostro todo lo que podría generarnos rechazo. De un cuerpo asimismo.

Solo puedo verte si cierro mis ojos.
Solo quiero verte si cierras tus ojos. Sin trucos, sin trampas.

El invierno se ha anticipado. Sin otoño. Aún así, distingo las hojas moribundas ahogándose entre el fango. La niebla no tardará en cubrirlo todo. Y aunque no anochece aún, gradualmente hará que todo se difumine. Atravesarla crea la ilusión de estar en la nada. Nace la duda entre caminar o simplemente dejarse llevar.

domingo, 17 de agosto de 2008

Atemporal


Ven, quiero mirar la luna. Toma mi mano. Es agradable sentir las piedras frías, la hierba mojada, el viento chocando contra las hojas. En otros tiempos recorrí este mismo sendero con una compañía distinta. Lo conoces bien, a pesar de que tus huellas se han borrado. Así es, no queda rastro de ellas, ni de las otras. ¿Sabremos cómo regresar? Serás tú quien guíe nuestro retorno. ¿Y luego?


Contar escalones es entretenido, aquí son más de cinco, más allá menos de cuatro y al final nueve. Contar árboles también, aquí hay unos diez, más arriba veo siete y al final…

¿Te has fatigado? Un poco, pensé que sería sencillo volver aquí después de tantas estaciones transcurridas. ¿Ha cambiado mucho? No, en realidad ahora que observo todo a mi alrededor, parece atemporal. Es muy cierto, incluso en este mismo instante hay un silencio... ¿Temible? No era esa la palabra que buscaba.


Mira al cielo. Se ve lejana, casi inalcanzable. No es imposible. Lo se. ¿Y tú? No lo se. Hoy pareces esquiva a mis preguntas.

Regresemos, observé todo detenidamente, podemos ser más ligeros y estar nuevamente en nuestro punto de partida. ¿Disfrutaste ver la luna llena desde un sitio distinto? Fue agradable percibir todo lo que lleva hasta ese lugar, siento que cada vez que estás allí te sientes segura. Me siento tranquila, puedo dejar que mi mente se distraiga, que los pensamientos vaguen libremente.


Hoy algo será distinto, me quedaré contigo y cuando despiertes ya me habré ido.

sábado, 16 de agosto de 2008

Hora Cero



¿Qué te detiene? Si tú me lo pides, voy, con pasos suaves, pero firmes, es mejor no dudar. Me convertiré en tu visitante, y mi día es imprevisto, el de la diosa Venus. ¿Ahora seré yo quién haga las preguntas, los cuestionamientos?. Serás tú quien trate de aclarar aspectos de mí que quizá aún no has descubierto.


Lentamente dejo envolverme por los aromas que me rodean, del sonido que dejo fluir indistintamente, son la guía en este viaje hacia tí. No pude dejar pasar un día más, sencillamente no pude esperar.


Respiro profundamente y sigo el camino.


Sigo tu voz para recorrer a una velocidad que por momentos sacude mi ser. Estoy a tu lado, estas mirando a tu derecha, tu brazo sirve de apoyo a tu cabeza, ¿te he despertado? Es difuso, en sueños invoqué tu presencia y ahora estás aquí. Es una especie de primer encuentro, ahora estas en otra parte. Pudiste dejar la seguridad de tus cuatro paredes y decidiste salir a ver el sol. Mañana verás conmigo la luna.


¿Cómo descubriste que existía? Tal vez siempre lo supe, es solo que entre tanto buscar, simplemente perdí el recuerdo. Me agrada tu risa. ¿Cómo se pierde un recuerdo? ¡Olvidándo! ¿Y cómo rescatas algo del olvido? Los sueños son cómplices, pero tienes que estar consciente de que sueñas, sino, no sirve. ¿Entonces soñaste conmigo? Has sido tú quien me llamó. Azules turquesas, es así como yo imagino tus ojos. Certeza. Ahora sabes que puedo cumplir una promesa. Hora uno, hora de partir.

Despacio en mi espacio


Qué puedo decir… hablar de ti me hizo bien. Aún nadie sabe quien eres, porque ni siquiera yo estoy segura. Lo que se es que existes. Toda la semana te estuve buscando, a través de oráculos, de cartománticos, de astros, pero no lograba estar ni cerca de ti. Algo en mi sabía que debía esperar hasta hoy, a esta hora, precisamente ese número perfecto. Uno, dos y tres. Puntualidad, esa parece ser una de tus virtudes. Vamos despacio, ahora que estas en mi espacio. Nunca me sentí invadida por tu presencia, la viví siempre como una compañía que tan solo llegaba sin avisar. ¿Qué es lo que me perturba? No insistiré en la necesidad de ver tu rostro, pero al menos dejame saber como son tus ojos.



¿Ansío demasiado? Sí, porque a través de ellos descubriría tu alma. A cambio, me muestras tus manos. Pálidas, suaves. Tus dedos largos acarician una de mis mejillas. Me conoces más de lo que pensaba. Adivino una sonrisa en tus labios, aunque están en la oscuridad ante mis ojos.

Un sobresalto. ¿Fuiste tú? Quizá fui yo. ¿Te quedarás un rato más? Me quedaré.


Es un bello atardecer el de hoy, las nubes están presentes pero el sol brilla y calienta un poco. Levantas tu rostro y miras a través de la ventana las montañas que están al fondo, verdes aún, cubiertas por el bosque. Quisiera tomar tu mano y llevarte hasta ese sitio que se ha fijado en tu retina, pero sería muy extraño, el silencio sería un requisito y perderíamos la oportunidad de decir lo que queremos decir sin que tercernos nos observen. Malgastaríamos esta especie de intimidad que hemos creado. Estoy de acuerdo contigo.


Ante mi pregunta (una más de las tantas que vendrán): Sur. Estoy en el Sur. Y tal vez eso era algo que no imaginabas. El hecho de responderte, el hecho de decirte un punto cardinal. Se que toda esta semana intentabas dibujar en tu mente un rostro, un nombre, algo que te quite esa agonía de no saber. Desconfianza no fue lo que me detuvo anteriormente, pero tu sabes que no es tan fácil como parece, hablar, sin pronunciar. No mires el reloj de arena, no tengas prisa, me iré en el instante en que mi visita haya terminado...

Quisiera poder ver a travez de ti, que por un instante vuelvas a donde te encuentras, y me muestres lo que hay a tu alrededor, yo todavía no entiendo bien cómo hacerlo. Cierra tus ojos, despeja tu mente, libera cualquier otra distracción, cualquiera. Escuchas lo que viene del fondo. No lo digas, son dos instrumentos, uno marca el ritmo, el otro lleva la melodía, ahora sientes latir un corazón suavemente, no está agitado ¿dime que ves? Veo una persiana, la luz puede entrar vagamente a traves de ella, veo tus pies descalzos como los mios, siento tu cansancio, siento tu profunda tristeza. Respira suave y profundamente, ahora vuelve.


Me siento débil, y confieso que me cuesta llevar oxígeno a mis pulmones. Háblame de lo que quieras al oído, no se lo diré a nadie, necesito reponerme.


En un abrazo, te digo adiós. En un abrazo te encontraré.

Instante Infinito


Estoy recostada en el lado occidental de mi espacio multidimencional. Estas aquí, siento tu presencia. Tienes esa capacidad de romper las distancias, de estar allí y aquí, junto a mi simultáneamente. Lo intenté varias veces, no se si realmente tuve la oportunidad de viajar sin moverme físicamente un solo milímetro. Es más agradable cuando cierro mis ojos. Estas aquí, parece increíble. No es la primera vez, lo se. ¿A qué has venido esta vez? ¿Soledad me dices? Está bien, quédate a mi lado aunque más no sea por un instante infinito.


¿Quieres mostrarme un lugar que podemos compartir? Sin darme cuenta ya me has llevado hasta tu refugio. Se que es un sitio lejano, pero ahí estamos, tu y yo. Solo la madre tierra sabe de nuestra presencia. No es temor lo que siento, aun asi todo es tan extraño. No entiendo por que no puedo ver tu rostro. No estás lista, me dices. Solo te seguiré. Tienes razón. Todo esto es muy hermoso como para no poder quedarme un instante más. Es como un amanecer. Y ese inmenso nevado que está al fondo, no hay necesidad de llegar hasta allí para poder contemplar toda su grandiosa majestuosidad. Está cubierto de nieve prácticamente hasta su base.

Ahora entiendo por qué vienes aquí cuando todo parece agobiarte. Se respira paz. Si, ya lo se, tu vida es demasiado agitada a veces, por eso necesitas alejarte, alejarte del mundo que te rodea. ¿Sabes? Yo paso la mayor parte de mis horas en soledad, estado que sólo se ve interrumpido por el sonido de la música, y cotidianidades que no vale la pena mencionar. Mis ojos se llenan de lágrimas y aunque no dejas que te vea, se que los tuyos también.

Súbitamente, la tristeza me invade. La nostalgia.

Es la primera vez que tu y yo entablamos algo parecido a una conversación. Antes de que te pregunte, me dices: Se lo que estás pensando, y lo sabrás a su debido tiempo, no falta mucho para esto, mientras tanto confórmate con saber que es algo con lo que tengo que vivir. Aquí no hay tiempo, pero debemos regresar, te dejaré donde estabas, pero, de ahora en más prometo que si me llamas, estaré a tu lado, aunque más no sea por un instante, infinito por cierto.